El otro día se pasa un cliente por la tienda. Venía con una tarjeta de memoria SD de 8 gigas y con un PC.
“El PC no arranca, me dio hace unas semanas un error y no entraba a Internet. Así que vino un amigo y me instaló unas cosas para que fuese mejor, pero no hubo forma. Luego vino otro amigo y me lo formateó, porque dijo que así se resolvía seguro el problema. Pero no copio todas las fotos que tenía y no están las del último medio año. Pero como las tenía en la cámara de fotos, no me preocupé mucho. Pero el PC seguía sin entrar Internet. Cuando mi mujer fue a imprimir las fotos, no podía leer la tarjeta de memoria. Así que vino un amigo suyo y con un programa especial estuvo dos horas con la tarjeta, pero no pudo recuperar nada. Vino luego un amigo de mi hijo y volvió a formatear el PC y también estuvo tratando de recuperar las fotos de la tarjeta de memoria, pero no pudo”.
Al final, de la tarjeta de memoria no pudimos sacar nada. Pero del disco duro del PC todavía pudimos recuperar algo (no todo) y por supuesto la red local funcionó enseguida.
Pero unos días después, se repite la historia. Aquí lo que daba problemas, era una cámara de vídeo digital con disco duro incorporado. Les había dado un problema pasando películas de la cámara al PC y había venido un amigo que había formateado la cámara. Total, tenían copia de seguridad en un disco duro externo. Como las desgracias no vienen solas, el disco duro externo se cayó al suelo un par de días después… y no podían acceder a las películas. Entonces vino otro amigo que estuvo dos días tratando de recuperar las películas. Como no tuvo suerte, llamó a un primo… en resumen no lograron recuperar nada. Y cuando le echamos un vistazo al disco duro, lo dejamos, no quedaban ni los restos de la información anterior.
Yo no consigo entender como la gente se pone a trastear con discos duros, con información importante, sin saber bien lo que están haciendo. Esa felicidad a la hora de formatear, de meter programas de recuperación bajados de Internet, de hacer probaturas me sigue sorprendiendo. Yo entiendo que la cosa está muy mal y que se acude al SAT cuando no hay más remedio. Pero hay diferencias, entre formatear un Windows que está muerto y tratar de recuperar 60 gigas de vídeos, sin hacer antes una segunda copia de la copia anterior. Y tampoco entiendo a los dueños, que cuando llegan a la tienda van llorando por su desgracia de haber perdido los datos, pero no lo piensan, cuando dejan que el primer amigo que pasa, les toque los bits.